domingo, 3 de agosto de 2008
CAL Y ARENA: El calentamiento global (por JOSÉ IGNACIO CUBERO)
RESULTA penoso hablar del calentamiento global con el tiempo que está haciendo, pero como es difícil leer cualquier revista o periódico, o bien oír o ver cualquier emisora de radio o TV, sin que aparezcan las dos palabras de marras, resulta obligado traerlas también a esta columnita.
Tanto se habla que empiezo a creer que lo están haciendo ocupar el lugar de la clásica «serpiente de verano». Recordarán al famoso monstruo del Lago Ness en Escocia, famoso porque en él vivía un animal antediluviano que se dejaba ver tan sólo en el verano. Eso era cuando en el verano escaseaban las noticias. Ahora tenemos un selecto (¿?) cuerpo de políticos (¿?) profesionales (¿?) bien pagados (esto sí) que trabajan día y noche en verano y en invierno y enviaron al paro a la pobre serpiente.
También se dice de algunos sucesos que son «una cortina de humo». Ahora no es una frase políticamente correcta, pues el humo es una de las causas del famoso cambio climático, pero es estupenda para indicar algo que sirve para distraer la atención. Como el circo de los antiguos o el fútbol de los modernos. O como esas detenciones, Pantoja incluida, que, por puro azar, coinciden con problemas políticos.
Van a pensar mis lectores que no creo en el susodicho cambio climático. Claro que creo. Como no voy a creer si desde el bachillerato he tenido que estudiar los cambios que ha sufrido este planeta a lo largo de sus buenos miles de millones de años. Nosotros mismos, los humanos, somos hijos de un ayer tan cercano en el tiempo que no es nada en la perspectiva de la historia de la Tierra. Son las tres o cuatro últimas páginas de un libro que tiene unas cinco mil. Por cierto, páginas escritas, según parece, durante un cambio climático que hizo que se separara una rama principal, la del Hombre, de otras que se secaron o que se quedaron muy pequeñitas. Puede ser, por tanto, que el anunciado cambio produzca una nueva Humanidad mejor que la actual. No sería tan malo el cambio, creo yo...
Quizá por mi edad soy algo escéptico tanto sobre el «buen salvaje» de los románticos como del «buen político ecologista». Con el debido respeto, no creo en los «buenistas». Este es un mundo descarnado en el que lo único que dicen que vale es el euro por el euro. Por eso creo que alguien quiere vendernos algo.
Por supuesto que, en efecto, ha aumentado enormemente la proporción de carbónico en la atmósfera, el deshielo es indudable y hay adelantos y atrasos en la reproducción de muchos organismos. Eso y mucho más. Pero lo que no hay es un modelo que integre todos esos datos y explique qué es lo que va a pasar y, hasta que no lo haya, no me creo los tremendismos futuristas al uso.
Lo que sí sospecho es que alguien nos va a vender algo pretendiendo, ¡oh, qué bueno!, salvar a la Humanidad. El documental de Al Gore es soberbio, pero dudo que no tenga «copyright» y supongo que Al Gore, admirable él, no cobre sus conferencias, y hará bien. ¿Ha oído hablar de los coches «híbridos», que sueltan muy poquito carbónico al aire? Dispóngase a comprar uno dentro de poco, ya los hay (más caros que los normales). ¿Ha oído hablar de la «arquitectura verde»? Prepárese a comprar su próximo piso en un edificio «verde»: ya los hay (más caros que los normales). ¿Usa bioetanol como combustible, puro o mezclado con gasolina? Ya lo hay, pero, ¡ay!, se produce a base de energía estándar, esto es, con gas o carbón y, ¡ayyyy!, está subvencionado y es más caro.
¿Qué si creo en el calentamiento global? Pues me permitirán que les hable de mis creencias al respecto en otra ocasión. De momento lo que creo es que alguien está dispuesto a hacer su agosto, y me parece bien, cada cual debe buscarse la vida como pueda, pero me molesta que, para ganársela, me tome por tonto.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario