viernes, 25 de julio de 2008
Se necesitan más árboles para combatir el calentamiento global
Los árboles jóvenes producen menos dióxido de carbono que los viejos. Por lo anterior se deduce que no sólo es importante mantener y conservar los bosques naturales dentro de las áreas protegidas, sino además, deben fomentarse nuevas extensiones forestales
Un bosque viejo produce el efecto contrario a uno joven, ya que absorbe y elimina oxígeno y emite más dióxido de carbono. Por su parte, los árboles jóvenes y en pleno crecimiento, absorben y eliminan dióxido de carbono en una proporción de alrededor de 1,5 kilogramos por cada kilogramos de su propio peso, y lo reemplazan por oxígeno en una cantidad equivalente.
Esta afirmación fue realizada por el profesor Diego Díaz Martín, jefe del Departamento de Estudios Ambientales de la Universidad Metropolitana y Director del Proyecto Ávila, a propósito de la celebración del Día del Árbol este domingo 25 de mayo.
En el proceso de fotosíntesis, fijan el carbono en el cuerpo del árbol (ramas, troncos, hojas, flores y frutos) y se convierten en almacenadores naturales de carbono. Algunos estudios destacan que un árbol de tamaño medio absorbe alrededor de 6 kilogramos de dióxido de carbono (CO2) al año, por lo que en 40 años asimilaría como mínimo 250 kilogramos.
Por lo anterior se deduce que no sólo es importante mantener y conservar los bosques naturales dentro de las áreas protegidas, sino además, deben fomentarse nuevas extensiones forestales, que no sólo contribuyan a mantener el ciclo hidrológico y regular el clima, sino para proveer alimento, refugio y hasta medicinas a la humanidad.
Díaz Martín señala "que dado que al día, una persona consume en promedio al menos 10 metros cúbicos de aire, se necesitarían al menos 50 árboles jóvenes y sanos por cada ser humano para garantizar la calidad del aire en la tierra".
Sin embargo, aclara que ello dependería de la especie, la edad y el clima en el cual se desarrolle el árbol, pues ni todos los árboles consumen la misma cantidad de CO2 ni producen la misma cuantía de oxígeno".
Frente a la deforestación y la tala, Díaz señala que "si se queman o talan los árboles, se volvería a liberar a la atmósfera el dióxido de carbono fijado, pero si los conservamos, se convierten en almacenadores de carbono que ayudan a mitigar los cambios climáticos y el calentamiento global", concluyó
www.el-nacional.com
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